sábado, 6 de agosto de 2016

la obesidad es socialmente contagiosa



La obesidad es socialmente contagiosa?

Familiar mas no viral

Botero es un pintor genial, matiza colores y texturas de una manera increíble, sin embargo su afición por pintar figuras rollizas sobrepasa los límites; hemos podido ver hasta la mismísima monalisa según los ojos de Botero. Existe un cuadro que nos llama mucho la atención a los médicos que nos dedicamos a los trastornos propios de la obesidad  y que les enseñamos muchas veces a nuestros pacientes, y es el cuadro de “la familia”.
Si lo miramos detenidamente, pues por tener a un papa con obesidad, a una mamá con obesidad; pues es lógico imaginar que los hijos también lo sean. Sin embargo al costado está un perrito que también es gordito y que lógicamente no tiene nada que ver con la genética de la familia sino más bien con el estilo de comida en aquella casa. Y si razonamos un poco más, pues los conyugues no tienen lazos familiares en cuanto a genética y lo más probable es que uno de ellos haya adquirido los hábitos de alimentación del otro.

Algunos números

Según los investigadores, si alguien a quien usted considera amigo se vuelve obeso, las probabilidades para usted de padecer obesidad subirán a un 57 por ciento. Entre amigos mutuos, el efecto es aún más fuerte, con las probabilidades aumentadas en un 71 por ciento.
Christakis y Fowler también estudiaron la influencia de hermanos, cónyuges y vecinos.
-         Entre hermanos, si uno se vuelve obeso, la probabilidad de que el otro también llegue a serlo es del 40 por ciento.
-         entre los esposos, es de un 37 por ciento.
-         No se detectó efecto entre los vecinos, a menos que también fueran amigos.
Existen muchos estudios recientes que se dedican a explicar este nuevo fenómeno, el que si una persona se vuelve obesa, aquellas otras personas estrechamente relacionadas con ella tendrán una mayor probabilidad de volverse obesas también. Lo sorprendente es que el mayor efecto se observa entre amigos, y no entre personas que comparten los mismos genes o el mismo hogar.

De epidemia a Pandemia

La epidemia de obesidad en estados unidos ha llevado a analizar muchos factores; hoy en día en el país del norte, el ser latino es un factor de riesgo por ejemplo para la diabetes 2 y la obesidad, sin embargo en nuestros países no. Esto se explicaría por el cambio en los hábitos alimentarios de los inmigrantes y su adaptación al estilo de vida de ellos.
Los estudios recientes advierten la existencia de agrupaciones de individuos gruesos y agrupaciones de individuos delgados. Análisis estadísticos revelan que estos agrupamientos no pueden ser atribuidos sólo a la formación selectiva de lazos entre las personas de pesos similares. No es el hecho de que a los obesos o a los no obesos les guste hacer amigos entre las personas de peso similar. Más bien hay una relación directa, de tipo causal.
Los estudios revelan además que hay un mayor efecto en personas del mismo sexo, los investigadores creen que las personas afectan no sólo al comportamiento de los demás sino que también, de una forma más sutil, a sus normas de conducta o escalas de valores.
Lo que parece estar sucediendo es que una persona que se vuelve obesa promueve probablemente un cambio en las normas acerca de qué se considera como un peso corporal aceptable. La gente se va convenciendo de que ese sobrepeso es aceptable, ya que las personas con la que se relaciona tienen ese sobrepeso, y este cambio de mentalidad se va propagando.
Se trata de una cuestión sobre las ideas de las personas acerca de sus cuerpos y su salud. De manera consciente o inconsciente, la gente se guía por otras personas cuando tiene que decidir cuánto puede comer, qué nivel de ejercicio físico debe mantener, y cuál es el límite máximo de peso que no ha de superar. Los efectos sociales, en mi opinión, son mucho más fuertes que lo que se había creído hasta ahora. Ha habido una intensa dedicación a la tarea de hallar genes responsables de la obesidad y de procesos físicos que conducen a la obesidad, y en los últimos estudios se sugiere es que se debería dedicar igual atención a examinar la vertiente social del problema.
Los efectos de Red Social detectados en la propagación de la obesidad, según los resultados de estos estudios, alcanzan tres grados de separación, es decir, hasta los amigos de los amigos de nuestros amigos, de modo que cualquier intervención de salud pública que pretenda reducir la obesidad debería tener en cuenta esta circunstancia.

No todos en el mismo saco

Es obvio que hay casos de obesidad de índole exclusivamente metabólico, en los que ni las dietas para adelgazar ni una férrea voluntad para hacer ejercicio físico y seguir una dieta equilibrada, logran mitigar de manera satisfactoria el problema, a veces solucionable tan sólo mediante el paso por el quirófano (bypass gástrico o cirugía bariátrica), un recurso sin duda mucho más drástico que una simple liposucción. Sin embargo, no es menos cierto que la percepción social de la obesidad desempeña un papel fundamental en el estilo de vida que cada persona acaba llevando, y también en su escala de valores sobre peso y salud.
Por otra parte, tampoco debemos hundirnos en el pesimismo creyendo que nuestros amigos nos engordan:
 "Cuando ayudamos a alguien a perder peso, no estamos ayudando sólo a una persona, estamos ayudando a perder peso a varias personas".
"Es importante recordar que en estos estudios recientes no solo se demuestra la influencia  a la hora de ganar peso y que es socialmente contagioso, sino que también lo es perderlo"


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