viernes, 9 de febrero de 2024

 


Los Alimentos Procesados:

Depresión y Ansiedad

Aproximadamente el 60 por cierto de las calorías en la dieta promedio estadounidense proviene de alimentos procesados y ultra procesados. Ya desde hace décadas sabemos que comer este tipo de productos envasados como algunos cereales, barritas, comidas congeladas y etc; está relacionado con un mayor riesgo de padecer diabetes, obesidad o incluso cáncer. Pero recientemente algunos estudios señalan otra desventaja aún peor y es de tener trastornos con el Sistema nervioso Central.

¿Recordemos qué es un alimento ultra procesado?

En 2009, investigadores brasileños clasificaron los alimentos en una escala de cuatro partes, desde los no procesados y mínimamente procesados (como frutas, verduras, arroz y harina) hasta los procesados (aceites, mantequilla, azúcar, productos lácteos, algunos alimentos enlatados, así como carnes y pescados ahumados) y ultra procesados.

Los alimentos ultra procesados incluyen ingredientes que son industrializados y no usamos en casa como:

·         - jarabe de maíz con alto contenido en fructosa,

·         - aceites hidrogenados,

·        - Aislados de proteínas.

·        -  aditivos químicos como colorantes, saborizantes artificiales, edulcorantes, emulsionantes y conservantes.

Todos estos elementos hacen que resulten tan apetitosos y satisfactorios que casi crean adicción, el problema es que, para que los productos sepan cada vez mejor, los fabricantes los hacen cada vez menos parecidos a la comida real haciendo que los paladares se adapten a estos y se olviden de los verdaderos sabores de una comida “real”. En Estados Unidos el consumo ultra procesados ha venido en aumento en las últimas décadas y cada vez desplazan a los alimentos más sanos en la dieta a pesar de las campañas a nivel mundial por mejorar los hábitos de alimentación.

¿Qué efectos tienen los alimentos ultra procesados en la salud mental?

En un estudio realizado en 2022 con más de 10 mil adultos en Estados Unidos, cuanto más ultra procesados comían los participantes, más probabilidades tenían de manifestar una depresión leve o sentimientos de ansiedad.

 

Dr. Hecht, autor del estudio, llegó dos puntos importantes en este grupo de estudio:

1.     Hubo un aumento significativo en los días con mal estado de ánimo para aquellos que consumían el 60 por ciento o más de sus calorías

2.    Esto no es una prueba de causalidad, pero podemos decir que parece haber una asociación.

 

Las nuevas investigaciones también han encontrado una conexión entre el alto consumo de alimentos ultra procesados y una peor función cognitiva como la capacidad de aprender, recordar, razonar y resolver problemas. Si bien tenemos un declive natural con la edad de estas capacidades, se ha visto que en estos grupos de personas el deterioro aumenta en un 25% más de personas que no las consumen y es que no solo las sustancias preservantes influyen sino la cantidad de Sodio (sal) y azúcar industrializada en su contenido.

¿Se Puede contrarrestar los daños neurológicos?

Definitivamente sí; posible que seguir una dieta sana contrarreste los efectos perjudiciales del consumo de alimentos ultra procesados.  seguir un régimen alimentario saludable rica en cereales integrales, verduras de hoja verde, legumbres, frutos secos, bayas, pescado, pollo y aceite de oliva reducen en gran medida el riesgo de demencia asociado al consumo de alimentos ultra procesados.

Lamentablemente aún no se ha cuantificado el porcentaje de alimentos ultra procesados en una dieta que influyan en el deterioro del sistema cognitivo; solo se ha observado que el aumento considerable en la población está trayendo más de estos trastornos. El tiempo también influye, ya que mientras mas sostenible se hace la alimentación de chatarra las complicaciones siempre serán mayores. Muy parecido al tabaco que el deterioro se ve a largo plazo.

Los aditivos químicos también podrían influir en la flora intestinal o la Microbiota que ha cobrado gran importancia al haberse descubierto esa red neuronal en muestro tubo digestivo y que al déficit de algunos nutrientes influirían directamente en la depresión, así como en algunos componentes que alteran nuestras bacterias generando inflamación a este nivel como : como la carboximetilcelulosa,  el polisorbato-80, el jarabe de maíz, la fructosa artificial y algunos saborizantes más;  se sabe que las interacciones entre el aumento de la inflamación y el cerebro impulsan el desarrollo de la depresión.

Artículo: Dr. Gerardo Bouroncle Mc Evoy  

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